Ellos superaron el coronavirus (24 de julio de 2020)

COMUNIDAD

Ellos superaron el coronavirus

Los latinos son la minoría más golpeada por la pandemia del COVID-19 en los Estados Unidos. La comunidad peruana de Nueva York no ha sido la excepción. Aquí les presentamos historias de compatriotas que padecieron el coronavirus y se curaron.

Por Eric Montoya (publicado en AYLLU TIMES el 24 de julio de 2020)

Erika Valdivia
Profesora universitaria CUNY
Como profesora estoy expuesta al virus, pero creo que me contagié en el tren. Al principio no me di cuenta. Tenía faringitis, pero nunca me da con fiebre. Pensé que me iba a resfriar. Después de tres días con fiebre y tos seca fui al médico. Como no tenía fluido en los pulmones me mandó a casa y me dijo que por ningún motivo vaya al hospital. Con mi esposo pasamos la cuarentena en casa, tenía una tos muy fea por la noche. Sentía mucho cansancio y sueño, quería dormir nada más. Fueron dos semanas de fiebre y desgano total. El doctor me dijo que bajara la fiebre con Tylenol. Esta fiebre es diferente a una fiebre común, se siente raro, como que te estás deshidratando por dentro. A mi esposo le dio fiebre solo dos días. El apetito no se me fue, tomaba sopa de pollo, me frotaba el pecho con Vic Vaporub, para la tos Robitusín, té con limón y mucho líquido.
Sentí miedo porque soy diabética y estoy en el grupo de riesgo. Esto ocurrió a fines de marzo, dejé de ver noticias; sonaban las ambulancias en Jackson Heights, no quería saber de muertos. Pude manejar bien el estrés. Con mi esposo conversábamos que era más la gente que se estaba recuperando. Después de superar los síntomas, mi esposo y yo fuimos a hacer el descarte que salió positivo, esto fue en un centro médico en Northern Blvd. Dos meses después me salió negativo.

Elmer Luján
Hermandad Virgen de la Puerta
En los primeros días de abril, mi hijo y yo perdimos el gusto y olor de las comidas, no le dimos importancia y seguimos haciendo nuestra vida normal en casa, saliendo yo cada quince días para hacer el mercado y tomando las precauciones del caso.
El 24 de mayo en la noche me levanté muy rápido, sentí un mareo muy fuerte y por el susto se me subió la presión. Opté por ir al Hospital Nortthwell de Long Island; en emergencia me hicieron algunos chequeos y la prueba del coro-navirus que dio positivo. Debía quedarme en el hospital unos días para una resonancia a la cabeza y por el coronavirus. Mis familiares que me acompañaron sin saber lo que tenía regresaron tristes a casa. Ellos me contaron después que pensaban que no regresaría vivo como muchas amistades.
Sentía mucho miedo pero oraba a mi Señor de los Milagros y mi Virgen de la Puerta. Después de dos días en el hospital la resonancia de la cabeza salió normal y me mandaron a casa a seguir la cuarentena de catorce días ya que no sentía ningún síntoma.
Durante la cuarentena mi doctora me dio la noticia -por teléfono- que los análisis que me hizo dos semanas antes de ir al hospital decían que ya me había dado el COVID-19 y estaba creando anticuerpos, que pase tranquilo los catorce dias y luego haga mi vida normal respetando la distancia y utilizando la mascarilla. El hospital se comunicaba conmigo cada dos días, me dieron Aspirina y Flavid para adelgazar la sangre y evitar cuagulaciones.
Agradezco la bendición de no haber quedado con secuelas de la enfermedad.

Raffi Caballero
Cantante
La última semana de marzo caí en cama con fiebre alta, dolores de garganta, escalofríos, pérdida del olfato y gusto y un dolor de cuerpo insportable.
Normalmente tengo medicinas en casa para infecciones de garganta y vía respiratoria, máquina de asma, etc. Pensé que podía ser el virus y usé mi sentido común, tomé 1500 mg de Azytromicina y me puse una inyección de Dexametasona de 8 mg en el brazo. Repetí esta dosis cada 24 horas durante tres días. Al cuarto día solo me quedaba el dolor de cuerpo que lo combatí con Tylenol (pienso que jamás te darían estas dosis en un hospital).
Después del primer mes y medio salió la noticia que la Azytromicina y la Dexametasona podían combatir el virus.
Cuando me enfermé no comuniqué nada por el Facebook ni por ningún medio, no me gusta contar mi vida privada.
El virus lo tuve en marzo, pero yo no lo sabía. Actualmente no lo tengo, no me tengan miedo. Por los síntomas que tuve fue que tomé toda esa medicina, eso no quiere decir que ustedes puedan ingerir esa cantidad de antibióticos y esteroides, ¡no!!! Yo lo hice porque estoy acostumbrado a consumir antibióticos para infecciones de garganta y vía respiratoria y la Dexametasona en casos extremos cuando tengo inflamación severa de las cuerdas vocales, recuerden que trabajo cantando cinco días a la semana durante todo el año.
Hace tres semanas me hice una prueba de sangre para saber si tenía anticuerpos generados por el COVID-19 y me salió positivo. Aclaro esto por si me vaya a cruzar con ustedes no se me corran.

Augusto Piñeiro
Hermandad Cargadores y Sahumadoras del Señor de los Milagros de Nueva York
Comencé con el estómago flojo, dolor de piernas, dolor en todo el cuerpo, fiebre y dificultad para respirar. Mi azúcar no bajaba de 280.
Debo haberme contagiado en el lugar donde laboro, una residencia para la tercera edad, allí se contagiaron trece residentes y siete trabajadores. Dos de los residentes fallecieron, por privacidad de mi trabajo no puedo mencionar los nombres. Todos los residentes son sacerdotes y monseñores retirados.
La enfermedad la pasé en casa, fui al hospital solo para el test pues ya sabía que estaba infectado. Mi doctor y mi hija me dieron las pautas de la enfermedad, ella laboró 60 horas a la semana en emergencias en Greenwich, CT, solo tratamiento intensivo de coronavirus.
Fue muy doloroso no podía caminar, del dolor no dormía, sentí mucho miedo, en especial para dormir.
Para el dolor y fiebre tomé a escondidas Ibuprofeno de 800 mg. Mi esposa me daba tres veces al día un menjunje de cebolla, ajo, kion, limón y canela, era horrible pero me reforzó mi inmunidad. Magi me asistió por tres semanas y ella se contagió de mí. Por ahora no hay secuelas, espero dentro de dos meses para que mi doctor me haga un chequeo general.

Magali Piñeiro
Hermandad Cargadores y Sahumadoras del Señor de los Milagros de Nueva York
Al principio me dieron dolores de espalda muy fuertes como si fuera una gripe fuerte, luego se me fue el olfato y sabor por tres días acompañado de tos y se me acortaba la respiración. Mi esposo y yo somos trabajadores de un centro de monseñores retirados, a dos de ellos los llevaron al hospital y fallecieron con COVID-19.
Gracias a Dios no tuve necesidad de ir al hospital para ser internada.
El dolor de la espalda era intenso, y sí sentí mucho miedo pues escuchaba tantas noticias. Me encomendé a mi Señor de los Milagros y a la Virgen de Guadalupe, dejaba mi ser en ellos, pero era un temor cerrar los ojos en la noche con la incertidumbre, pues mi esposo también estaba muy mal y yo con la respiración que se me acortaba.
El doctor me dio antibióticos por seis días: Azithromycin de 250 mg y cápsulas para la tos muy fuerte que desarrollé, Benzonatate, por diez días. Este virus te vuelve muy susceptible y ese temor que te da es muchas veces inexplicable, pero con la bendición de nuestro Señor de los Milagros nos da otra oportunidad de seguir por Él y para Él.




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